martes, 9 de noviembre de 2010


Esta vez, lo conseguiremos, estoy convencido. ¿Por qué? preguntareis, y es que la madurez te hace ver el mundo de manera distinta cada día, cada vez más real. El mundo está mal, sí; hay guerras, epidemias, pobreza, etc. Podría daros la lista más grande que halláis podido leer. Pero, pensemos un momento, para que perder tiempo haciendo una lista que todos conocemos, y no intento hacer algo para que esa lista cese, y deje de crecer en tanta magnitud.


Eso es lo que pensamos involuntariamente mis compañeros y yo, y lejos de seguir a la multitud, decidimos juntarnos cada martes en una sala al lado de las clases, permanecer una hora mas en el cole, atrasar una hora la llegada a casa o la salida al recreo, ¿para qué?, para ver, o mejor, mirar, que es distinto. Y miramos, ¿y qué hay? Hambre, sí, y por eso en un instante dejamos de mirar el problema para buscar la solución. Mandar comida.


Mandar comida a esos lugares donde escasea incluso el agua, un bien que debería ser gratis y universal. Mandar comida, una tarea bastante sencilla, pensaran algunos, pero no basta con pensar, sino que hay que actuar, y por ello, este martes día nueve, hemos empezado los preparativos para la recogida de comida, para que niños, bebes y adultos, que están lejos, cruzando España y el Sahara, pero cerca, porque los llevamos en la mente, tengan lo que se merece cualquier ser humano, un plato con comida.


Os invito. Os invito a participar en este sueño, que más que un sueño, con un poco de esfuerzo, puede llegar a ser una realidad, una realidad maravillosa, una realidad merecida. Trae tu kilo de ayuda, habrá gente que aun que no los oigas te estarán muy agradecidos.